El proyecto cultural de la revista Mito. Análisis de su primer número
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Revista Senderos Pedagógicos • Nº 7 • enero - diciembre 2016 • pp.107-119 • ISSN 2145-8243
la crítica de arte Marta Traba (París, 1949-
1950), el director de cine Francisco Norden
(París y Londres, 1952-1955), el crítico de
cine Hernando Salcedo (París, 1949-1951)
y el sociólogo y sacerdote Camilo Torres
(Bélgica, 1955-1959).
La experiencia del exilio dispersó las dife-
rencias ideológicas o humanas que los ha-
bían distanciado en Colombia. El afuera
les ofrecía a ellos novedad, conocimien-
tos, nuevas amistades, aventuras, viajes
y amores, pero también traía consigo la
experiencia de la soledad y el desarraigo,
el choque cultural y las añoranzas por la
patria. Y fue precisamente en esa expe-
riencia del afuera donde Jorge Gaitán
Durán gestó el proyecto de la revista Mito
en 1952. De acuerdo con lo contado por
Rafael Gutiérrez Girardot:
La idea de fundar la revista Mito nació
en Madrid en el verano de 1952. Jorge
Gaitán Durán estaba en París y en ese
verano pasó por Madrid, en donde nos
encontrábamos Hernando Valencia,
Eduardo Cote Lamus y yo [Rafael
Gutiérrez Girardot] con él (Gutiérrez
citado en Sarmiento, 2006, p.436).
Jorge Gaitán había vivido dos años
en París y había visto el mundo de las
revistas francesas, especialmente Les
Temps Modernes, de Jean Paul Sartre. Otro
testimonio que da cuenta de cómo fue en
Europa donde se iniciaron los primeros
contactos para hacer la revista, lo cuenta
Pedro Gómez Valderrama en el prólogo
a las obras completas de Gaitán. En el
invierno de 1953 se encontraron en
Londres Pedro Gómez, Mario Latorre,
César Simmonds y Jorge Gaitán. Venía
él cargado de las experiencias que había
vivido en París, Rusia y China, llegaba con
el proyecto de Mito y quería compartirlo
con sus amigos.
Mito, la revista cuya fundación tenía
Jorge acordada con Hernando Valen-
cia cuando llegó a Londres, estaba
destinada a ser reflejo de su espíritu
libre, abierto, imposible de plegar a
las normas establecidas del espíritu
burgués; no podía crearse una alianza
más eficaz que la de ellos dos, para ha-
cer una revista de tanta significación,
para crear un sistema de decantación
literaria, de coexistencia espiritual,
de examen implacable y de descubri-
miento (Gaitán, 1975, p.10).
Estas palabras escritas casi veinte años
después del encuentro entre los amigos
en Londres, hacen ya un juicio histórico
sobre la revista y sobre el dúo fundador:
Jorge Gaitán y Hernando Valencia quie-
nes consolidaron un sueño de muchas
generaciones de escritores.
Yo conocí a Jorge, fugazmente, en el
46 o 47, cuando él publicó su primer
libro, aquí en Bogotá; y lo conocí, cla-
ro, en el café El Automático. Allí iban
León de Greiff y Jorge Zalamea, y otros
que eran el centro de la tertulia. Yo no
era asiduo pero de golpe iba. Tampo-
co me hice muy amigo de Jorge en ese
momento. Yo estudiaba filosofía en La
Nacional. Luego Jorge se fue, después
del 9 de abril, para París, y yo me iría a
España en el 50. En España nos vimos
un par de veces y nos hicimos más ami-
gos; él andaba en plan de poeta y había
publicado ya dos libros; se sabía que
era poeta y que tenía alguna reputa-
ción para la cosa política también. Yo
no era poeta pero tenía muchos ami-