Un análisis crítico al marco conceptual del desarrollo...
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En-Contexto 6(8) • enero - junio 2018 • Medellín - Colombia • página 179 de 256 • ISSN: 2346-3279
Revista de Investigación en Administración, Contabilidad, Economía y Sociedad
No obstante, van Kooten et al. (2000, 262-266) tienen varias críticas al trabajo de
Wackernagel y Rees (1997) y Wackernagel et al. (1999). El indicador de huella
ecológica puede ser una sobreestimación del límite de sostenibilidad, puesto
que puede llegar a ser más costo efectivo controlar las emisiones de carbón que
reducir las concentraciones en el ambiente a través del método de secuestro de
carbono. Dudan de la conversión de los ujos de residuos en equivalentes de
tierra productiva ya que se conoce muy poco de los efectos de las emisiones
contaminantes sobre las funciones de los ecosistemas. Tampoco consideran
apropiado el supuesto de plena sustitución entre las diferentes formas de tierra,
es decir, que sea equivalente la tierra para secuestro de carbono, a la tierra arable
y la de explotación forestal (Arias, 2006, pp.10-11).
Otro indicador importante es el indicador de planeta vivo. Este índice fue creado
por el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF, por sus siglas en inglés) y
tiene como objetivo medir el estado de la biodiversidad en el mundo por medio
de la estimación de las tendencias de las poblaciones de especies vertebradas
que viven en los ecosistemas terrestres, de agua dulce y marinos (Arias, 2005,
p. 11). Es importante tener en cuenta que se está utilizando más de lo que la
tierra puede suministrar, y durante más de 40 años la presión de la humanidad
sobre la naturaleza ha excedido lo que el planeta puede reponer. Por lo que
necesitaríamos la capacidad regenerativa de 1,5 planetas Tierra para brindar los
servicios ecológicos que usamos cada año (WWF, 2014).
A su vez se fueron diseñando distintas formas de monitorear la sostenibilidad
como es el caso del esquema conceptual Presión-Estado-Respuesta (PER),
diseñado originalmente por Statistics Canada en 1979, el cual “fue retomado y
adaptado por Naciones Unidas para la elaboración de algunos manuales sobre
estadísticas ambientales, concebidas para su integración a los sistemas de
contabilidad física y económica” (SIGFRE/DRS, s. f.).
Paralelamente, ese esquema fue adoptado y modicado por la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que en 1991 desarrolló
el esquema Presión-Estado-Respuesta y en 1993 denió un grupo medular
de indicadores ambientales en temas seleccionados para la evaluación del
desempeño ambiental. … El esquema PER es tan sólo una herramienta analítica
que trata de categorizar o clasicar la información sobre los recursos naturales y
ambientales a la luz de sus interrelaciones con las actividades sociodemográcas
y económicas. Se basa en el conjunto de interrelaciones siguientes: las
actividades humanas ejercen presión (P) sobre el ambiente, modicando con ello
la cantidad y calidad, es decir, el estado (E) de los recursos naturales; la sociedad
responde (R) a tales transformaciones con políticas generales y sectoriales (tanto
ambientales como socioeconómicas), las cuales afectan y se retroalimentan de
las presiones de las actividades humanas (SIGFRE/DRS, s. f.).